La Provincia de Arauco es el territorio de la región del Bío Bío que más carencias tiene. Ha sido así históricamente, llamada zona de rezago por todos los gobiernos, con escasa inversión privada, altos niveles de cesantía, pobreza, poca alfabetización, carencias económicas, que finalmente hacen que sea el patio trasero del Gran Concepción.
Por eso sorprende que el ejecutivo no se ponga pantalones e intente solucionar el asunto, específicamente a través de su gobernadora provincial, Maria Bélgica Tripailaf Quilodrán, quien más allá de ser una figura de unidad y compromiso con los habitantes de la zona, ha demostrado que su rol como autoridad es cumplir y acatar mandatos desde Santiago, que muchas veces, no tienen relación las necesidades que necesita la población de Arauco.
En enero de este año, se aprobaron $5.483.328.000 para financiar la construcción del Mercado Municipal de Arauco, reposición alumbrado público, multicanchas, sedes vecinales, pero de inversión, ni hablar. Absolutamente nada, más aún con la política del miedo que ha planteado la autoridad, a raíz de los hechos de violencia que han ocurrido en la zona.
“Los desafíos van relacionados con seguridad, hay una serie de conflictos que están siendo manejados a través del diálogo con las comunidades. Queremos utilizar otras opciones para que así nuestra zona salga en los medios por cosas positivas y no el conflicto”, explicó Tripailaf cuando asumió como gobernadora, pero a año y medio de eso, poco se ha visto en la práctica, ya que han utilizado el amedrentamiento como bandera de lucha de la derecha.
“Impulsaremos otras áreas, como el turismo, para aumentar las plazas de trabajos en nuestra zona. Hay que hacer una coordinación entre los diferentes programas que incluye la declaración de zona de rezago”, agregó, un trabajo de los trabajadores han intentado hacer, pero sin encontrar el total apoyo del gobierno provincial.
¿Por qué no se ha jugado con un puerto para Lebu? Entre los años 2010 y 2016 se hicieron todos los estudios pertinentes para ubicar un puerto comercial en la provincia, que entregaría y buscaría ser una puerta de entrada y de salida de un corredor bioceánico que seguiría la antigua ruta del ferrocarril hacia la región de la Araucanía, por el sector de Lonquimay, para llegar hasta Bahía Blanca, en la costa sur del Atlántico, temas que desde que asumió este nuevo gobierno siguen frenados y aún no tienen respuesta.
Lebu necesita inversión. Sólo han llegado montos por el programa de “Quiero mi barrio”, pero de ahí a más nada. El puerto es una necesidad para los pescadores artesanales.
El tema vial también es otro punto de conflicto. Es increíble que a sólo 10 años de entregada la ruta 160, existan baches, hoyos y problemas viales que se intentaron subsanar en el pasado y que ahora pasan desapercibidos para la autoridad.
Calles y caminos que aún no han sido pavimentados para mejorar el acceso de miles de familias que habitan en zonas rurales de la Provincia, deudas que suba la gobernadora, quien sólo se ha enfocado en el tema de la seguridad, sin siquiera, lograr resultados concretos.
En sí, el único proyecto fuerte es el parque eólico para Lebu, pero el gobierno continúa con su objetivo de menospreciar y no mirar hacia a Arauco. Deuda histórica que ni la intervención de María Bélgica Tripailaf ha logrado terminar. La misión de ella es clara, dar auge que a lo que realmente necesita la zona: inversión, económica, trabajo. No voladeros de luces peleando con “enemigos terroristas” que sólo existen en la imaginación de una derecha que sólo busca centralizar todo. Le quedan dos años de mandato, tiene tiempo para enderezar el camino.
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- La misión de ella es clara, dar auge que a lo que realmente necesita la zona: inversión, económica, trabajo. No voladeros de luces peleando con “enemigos terroristas”.
- La Provincia de Arauco es el territorio de la región del Bío Bío que más carencias tiene. Ha sido así históricamente, llamada zona de rezago por todos los gobiernos, con escasa inversión privada, altos niveles de cesantía, pobreza, poca alfabetización, carencias económicas.