Las comunas de Lota y Coronel, tradicionalmente conocidas por su historia minera, enfrentan una crisis de seguridad sin precedentes. Un alarmante aumento de homicidios ha sacudido la región, generando inquietud entre los residentes y llevando a las autoridades a cuestionar la eficacia de las medidas de seguridad implementadas hasta ahora.
En Coronel, solo en la semana pasada se registraron tres homicidios, elevando el total a 12 en lo que va del año, igualando la cifra total de asesinatos ocurridos en todo el 2023. El más reciente fue el asesinato de un hombre de poco más de 40 años, oriundo de la Región Metropolitana, quien fue apuñalado en un domicilio que arrendaba. Este preocupante aumento ha dejado a la comunidad en estado de alerta, con las autoridades locales buscando respuestas y soluciones inmediatas.
Lota, por su parte, no está exenta de esta ola de violencia. El 2024 comenzó con un triple homicidio frente a una discotheque en el sector de Playa Blanca, un hecho que presagiaba un año complejo en términos de seguridad. Con siete homicidios registrados hasta la fecha, la situación ha empeorado, especialmente debido a la reciente implicación de estudiantes de enseñanza media en actos de violencia, lo que ha encendido las alarmas entre las autoridades educativas y policiales.
El alcalde de Lota, Patricio Marchant, ha expresado su preocupación por la falta de medidas contundentes por parte del gobierno central. “Estamos haciendo nuestra parte: instalando cámaras en toda la ciudad, mejorando la iluminación pública, y reforzando la seguridad ciudadana con seis nuevos móviles. Sin embargo, necesitamos mayor inversión y apoyo del gobierno”, señaló Marchant. El alcalde también criticó la falta de implementación de programas como el plan “Calles Sin Violencia” en Lota, argumentando que su comuna ha sido relegada a un segundo plano por no ser parte del gobierno.
En Coronel, el panorama es igualmente desolador. A pesar de ser parte del mencionado plan de seguridad, los homicidios continúan en aumento, lo que ha llevado al alcalde Boris Chamorro a viajar a Santiago en busca de respuestas y acciones más contundentes por parte del gobierno. Chamorro manifestó su frustración por la falta de apoyo efectivo, subrayando que la situación ha alcanzado un punto crítico.
La comunidad de la Cuenca del Carbón, que históricamente ha enfrentado desafíos socioeconómicos, ahora se encuentra atrapada en una espiral de violencia que parece no tener fin. Las autoridades locales claman por una intervención más decidida y efectiva, mientras que los residentes viven con el temor de que el próximo acto de violencia ocurra en sus propias calles.
La situación requiere de una respuesta integral y urgente, que no solo involucre a las fuerzas de seguridad, sino también a las comunidades educativas, padres, y todas las entidades que puedan contribuir a frenar esta preocupante tendencia.