Regresar a la rutina de trabajo luego del período de vacaciones puede ser un proceso complejo para algunas personas, dependiendo de sus características individuales y del contexto laboral en el cual se desempeñan. En algunos casos, es recurrente experimentar síntomas tales como lentitud para ejecutar las tareas, insomnio, irritabilidad, cambios de humor y desinterés en lo que se está haciendo, evidenciando claramente que no se ha logrado una adecuada adaptación a las labores habituales de un trabajo.
Se debe considerar que, en el período de vacaciones, por lo general, las personas modifican sus rutinas y sus horarios en un contexto asociado a la libertad, al descanso y al relajo; siendo en ocasiones muy difícil volver a adaptarse a una jornada que contempla horarios, responsabilidades y metas.
En situaciones donde se hace difícil volver a laborar, se recomiendan una serie de acciones que ayuden y permitan una mejor adaptación. Por ejemplo, se sugiere considerar dos a tres días de descanso en el hogar antes de reintegrarse al trabajo, para poder modificar los horarios de sueño a los que se acostumbra durante el año. Una vez que se retoman las funciones, se debe recordar que no es posible solucionar todos los pendientes acumulados durante el tiempo de descanso, estas tareas deben ser asumidas en forma gradual y priorizando aquellas de carácter urgente.
Durante la primera semana, tome unos minutos durante el día para conectarse con su respiración, intente mantener una inhalación y exhalación profunda tomando consciencia de este proceso básico que, sin duda, le generará una sensación de relajo.
Por último, recuerde que no sólo en vacaciones se puede ser feliz. Es necesario aprender a valorar todos aquellos momentos del día en los que se puede generar una emoción positiva. En este sentido, resulta eficaz establecer, de manera frecuente, estrategias de autocuidado de tipo recreativas que le permitan disfrutar en otros contextos.