Lo que observamos los chilenos esta noche, fue sencillamente el mejor show de la historia del Festival de Viña del mar. Y no hay medias tintas, no hay nadie siquiera que se le iguale. Y si hasta hace poco Stefan Kramer era por muchos el mejor, el argentino culiao, lo pasó por kilometros.
Nos dejó en pelotas y sin soberbia, demostró nuestra peor y mejor cara. Caminó como pedro por su casa. Y nos dijo a la cara xenofóbos, rascistas, fachos pobres, ignorantes, sin herir a nadie más que al mismo facho pobre que no le quedó más que esconderse en las redes, justo en el momento en que más lo necesitábamos. Cuando el festival está completamente apoderado por el facherio, desde el animador, hasta el reggeatonero más penca.
Alis fue un héroe, le enseñó al mundo la desesperanza de ver como nuestros compatriotas viven con “el pico” en el ojo, atrapado en la rutina, con una salud y una jubilación del carajo, que quiere reclamar por su realidad, pero que al final “No lo dice, pero lo piensa”, porque eso somos. Un montón de silencio ante las injusticias, y que con raja silba escondido en el metro de Santiago. Ese metro que tiene uno de los valores más caros de sudamerica, y te trata como sardina.
Y lo hizo en un festival que solo se dedica a hablar de Venezuela, pero esconde la realidad chilena y solo muestra maravillas y artistas extranjeros lamebotas que solo están acá un mes paseándose en hoteles lujosos y programas de televisión, lejos de los campamentos y los abuelos que se suicidan porque no quieren vivir más en un país que los maltrata.
El mejor show de la historia, un grito para decirle a todos como hay que tratar a los inmigrantes, una caricia ante tanto dolor que provoca ver tanto racismo. Para aplaudirlo de pie y por momentos para cerrar la quinta Vergara, para decir listo. Ya no hay nada mejor.
Las gaviotas solo una anecdota, llegó a 250 millones de personas en latinoamerica. simplemente hay un antes y un después en el humor y se notó en la manera en que se fue ovacionado.
La gente lo sintió, nosotros también. Se respiraba en el ambiente, se estaba viviendo historia en el Festival. Jorge Alis lo hizo, y nos marcará a todos por muchos años.