Ya es una tradición encontrarse con las Palomitas Blancas en la Localidad de Laraquete, comuna de Arauco. Un sello único que entrega un grupo de mujeres que se les divisa a lo lejos por su clásico delantal blanco; y también sus canastas cargadas de tortillas al rescoldo.
Su trabajo principal consiste en la preparación y venta de un sandwich hecho de tortilla de rescoldo rellena con mariscos de la zona. Este pan representa las características de la cocina de una comunidad emplazada entre el campo y el mar, reuniendo el producto campesino de las siembras y cosechas con el aporte de la recolección de litoral.
En 2016, la agrupación de las Palomitas Blancas recibió de parte del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes la declaración de Tesoros Humanos Vivos. Un reconocimiento a una costumbre cuyos orígenes se remontan hacia finales del siglo XIX y comienzos del XX.
El grupo de las Palomitas Blancas está conformado por mujeres de todas las edades.
Si bien cuentan que el negocio ya no es el mismo de antes, el oficio de “palomas” las enorgullece tanto que, aseguran, no lo van a dejar tan fácilmente. Porque no solo se trata de vender tortillas; hay un simbolismo, una historia de vida detrás de cada una de ellas. Muchas han sacado adelante a sus familias gracias a los ingresos de su venta y, en tiempos de escasez, han sido un verdadero salvavidas para los suyos. ¡Y claro!, son generaciones de mujeres que vieron en la venta de tortillas y mariscos una oportunidad para generar ingresos extras y, en algunos casos, sacar adelante a sus familias.
Las Palomitas de Laraquete son quizás, las únicas continuadoras del oficio de vendedoras de tortillas en las paradas de trenes, oficio que se remonta a los orígenes de los ramales ferroviarios donde habitualmente de hacia trasbordo de pasajeros. Según publica en su portal web el Sistema de Información para la Gestión del Patrimonio Cultural Inmaterial (Sigpa), en el pasado hubo también palomitas en las estaciones de La Calera, donde antiguamente estaba el ramal norte y donde se vendía tortillas con pernil y palta. El otro punto memorable era Antilhue, estación desde donde salía el ramal a Valdivia y en el que las palomitas vendían tortillas con longanizas. Todas ellas desaparecieron tras los profundos cambios introducidos por la desaparición del tren como medio de transporte de pasajeros. No obstante, las palomitas de Laraquete supieron adaptarse a estos cambios y han mantenido vivo un oficio con alto sentido de identidad y pertenencia.
Los primeros antecedentes de la existencia de “venteras de Laraquete” se encuentran en el ramal de ferrocarril de Concepción a los Ríos de Curanilahue, donde venden por décadas sus productos y que los turistas han identificado como el símbolo de la localidad. El trabajo de elaboración de la tortilla ha sido generalmente familiar y de mucho esfuerzo, tanto así que logró posicionarse como el principal y más estable recurso económico en una caleta con un clima invernal que dificulta mucho la pesca artesanal. El protagonismo de las venteras de tortillas de Laraquete se ha reflejado en ser el pilar económico de muchas familias y en la participación de la organización y desarrollo histórico de la localidad.