Este miércoles la empresa multinacional Telefónica dio a conocer que realizará un profundo giro en su organización y se desprenderá de todos sus negocios en Latinoamérica con excepción de Brasil.
La decisión se adoptó en una reunión del consejo de administración en Barcelona que duró dos días y que, como definió su presidente ejecutivo, José María Álvarez-Pallete, va a suponer la más importante reorganización desde que asumiera el cargo en 2016.
En lo específico, el plan de la compañía apunta a unificar todos los negocios en una sola filial independiente (spin off), con el fin de venderla o sacarla a Bolsa, y concentrar sus inversiones en sus cuatro mercados principales: España, Brasil, Alemania y Reino Unido.
De este modo, la nueva filial hispanoamericana concentrará todos los negocios que mantiene la operadora española en el continente salvo Brasil tras la reciente venta de las filiales centroamericanas, y que corresponde a los países de México, Colombia, Venezuela, Chile, Argentina y Perú.
Del mismo modo, se decidió la creación de una nueva filial (Telefónica Tech) para negocios de servicios digitales como cloud —computación en la nube—, ciberseguridad o internet de las cosas (IoT), y otra filial de infraestructuras (Telefónica Infra).
El propósito de la nueva estrategia es concentrarse en los negocios de más proyección y mercados más consolidados, y rehuir de aquellos en los que la inestabilidad política, regulatoria y cambiaria no aconsejan un sobreesfuerzo de recursos como es el caso de mercados como Colombia, Perú, Chile o Venezuela.
A través de un comunicado, Álvarez-Pallete admitió que la inestabilidad geopolítica en algunos de los mercados latinoamericanos fue la razón que los llevó a realizar este giro histórico en su política.
En el documento, el residente ejecutivo de Telefónica aseguró que tiene el convencimiento de que la compañía tiene ante sí una oportunidad enorme de crecimiento y que se trata “de una revolución tecnológica, pero también de una revolución social que alterará nuestro futuro inmediato. Una revolución que va a generar billones de euros de valor y, probablemente, nos ayude a solucionar retos que hasta ahora el ser humano no había podido conquistar. Para que esta revolución sea buena para todos, debe ser justa e inclusiva. Debe ser humana”.