Al buscar un término en Google, la herramienta generalmente entrega entre las respuestas una definición enlazada a Wikipedia. Esto es algo que ha caracterizado al buscador más popular del mundo: asociar sus respuestas a fuentes con alta reputación y seriedad.
Sin embargo, en ciertos casos, esa formalidad podría quedar en tela de juicio.
Así sucedió a comienzos de agosto, y durante varios días, al buscar la definición de la palabra “víctima”, ya que la definición que aparecía asociada a Wikipedia tenía la foto al costado derecho de nada más y nada menos que de Elizabeth Ogaz Orrego, una mujer de Calera quien, hace algunos meses, se volvió viral por una frase donde mencionaba erróneamente el término al pronunciar “vístima”.
¿Cómo pasó esto?
El caso de Elizabeth Ogaz es un ejemplo de los errores que pueden llegar a ocurrir cuando opera el algoritmo de búsqueda que utiliza Google.
Para el director de Agencia ROI y experto en SEO, Uri Martinich, la explicación se basa en la jerarquización de los conceptos que realiza Google según el cual el motor privilegia mostrar un resultado en lugar de otro. “Lo que se muestra es una imagen asociada a un término y a partir de aquello Google mide o hace un ránking de cómo se comporta Internet basado en ese resultado”, afirma.
¿Y si me pasa a mí?
Lo primero es saber si la persona tiene algún problema con los sitios que Google muestra al buscarse. En el caso de Elizabeth Ogaz, claramente hay discordia. Ella se sintió menoscabada debido a la visibilidad que alcanzó el hecho de pronunciar mal una palabra.
Hoy en día, lo único que ella puede hacer para intentar que no aparezca su nombre relacionado a memes y artículos que podrían jugarle en contra es presentar un recurso de protección en una corte y esperar que sea acogido.
Así lo explica Pablo Viollier, abogado de la ONG Derechos Digitales, quien hace hincapié en la disyuntiva legal que existe con la libertad de expresión: “El recurso no es para pedir que bajen un contenido de Internet, a no ser que sea de origen ilegal. De lo contrario, se podría pasar a llevar la libertad de información”.
En cuanto a las imágenes en Internet, Violler expone que lo que busca el futuro Proyecto de Ley de Protección de Datos Personales es que la empresa a cargo del motor de búsqueda se haga responsable de posibles asociaciones de una foto con términos que podrían llegar a perjudicarlo.
El abogado relativiza acerca de este punto del proyecto, ya que considera que los motores de búsqueda sólo son intermediarios al conectar la consulta del usuario con algo que ya está publicado en algún lugar en la web. “Es bastante discutible que a Google le corresponda tomar decisiones acerca de qué es lo que debe aparecer en Internet”, afirma.
Así, la protección de datos y el uso de éstos pueden tener repercusiones que a veces las personas no dimensionan hasta que le afectan. Google puede ser una gran herramienta, sin embargo, su algoritmo de búsqueda sin influencia humana en su aplicación no contempla sensibilidades: es meramente práctico basado en tendencias de búsqueda masiva.
Cuando alguien se siente pasado a llevar y considera que tiene un argumento para rebatir alguna búsqueda que arroje resultados que lo perjudiquen, está la opción de acercarse a Google y plantear la inquietud.
De no tener respuesta a favor, existe la posibilidad de demandar. ¿Pero quién podría ganarle a un gigante como Google? Un abogado español lo hizo y sentó un precedente en Europa.