El ejercicio físico corresponde a cualquier tipo de actividad física planificada y estructurada, que -por medio del movimiento corporal repetitivo- permite mejorar o mantener uno o más componentes de la aptitud física. Por su parte, la aptitud física es la capacidad de llevar a cabo las tareas diarias con vigor y estado de alerta, sin excesiva fatiga y con amplia energía para disfrutar de actividades de ocio y tiempo libre, así como para cumplir emergencias imprevistas.
Desde esta perspectiva, la práctica de ejercitaciones físicas tiene un amplio número de beneficios para quienes las realizan. Los más comunes están asociados con menores tasas de mortalidad vinculadas a cardiopatías, hipertensión, accidentes cerebrovasculares, diabetes tipo 2, cáncer y depresión, y también se relacionan con un mejor funcionamiento cardiorrespiratorio, muscular y óseo.
En un contexto de emergencia y de cambios imprevistos, que producen naturalmente altos niveles de estrés, ansiedad e incertidumbre, como el que vive nuestro país, la práctica de ejercicio físico puede reportar interesantes ventajas para el organismo. De este modo los beneficios, que se suman a los mencionados anteriormente, están asociados a una serie de procesos que permiten al organismo el metabolismo de sustancias tales como la dopamina (neurotransmisor cerebral), que inicia el proceso creativo, aumenta la emotividad y motivación; la serotonina, que reduce la ansiedad y regula el estado de ánimo, disminuyendo el estrés, además de las más conocidas endorfinas, que se asocian a la producción de bienestar y felicidad.
Cabe señalar que existen otras tantas sustancias liberadas a nivel cerebral, todas se complementan y modulan los efectos entre ellas a fin de permitir en conjunto un estado mental de bienestar y tranquilidad, sobre todo, durante la ejercitación e inmediatamente después de ella. Por todo lo planteado es que, comúnmente, el ejercicio aeróbico está asociado a un mejor dormir y mayor descanso nocturno.
Sumado a lo anterior, si las ejercitaciones involucran la interacción con otras personas, ayudarán al individuo a comunicar y expresar sus emociones, si estas además son entretenidas, se transforman en una fuente generadora de emociones que nos llevan a gozar, reír e inclusive gritar, dando paso a las personas a conectarse con sus sentimientos más profundos y a entender mejor lo que están viviendo los demás.
Lo señalado permite asegurar que el ejercicio físico es una interesante, económica e incluso divertida herramienta para el control del estrés y la angustia, promoviendo el recreo y descanso de nuestro organismo de las complejidades de la vida actual.
Pablo Luna Villouta
Académico de Pedagogía en Educación Física
Universidad San Sebastián