Probablemente uno de los alimentos más característicos de Lota, es el pan minero. Su preparación está hecha por mujeres que se relacionan con los ex mineros que, junto a sus hijos, mantienen la receta desde lejanas generaciones.
Su preparación es similar entre casi todas las dueñas de casa de la comuna. Una moja la masa temprano y manda a buscar ramas frescas de eucaliptos o lo que se encuentra para hacer la escoba y barrer el tradicional horno.
Para la gran mayoría el pan de Lota tiene un sabor inconfundible. Muchos se preguntan cuál es el secreto de la mujer lotina para que tenga ese sabor tan especial. Y es que al parecer, sólo hay que amasar harto para que todos los ingredientes queden bien impregnados. Eso sí, lo que antes se amasaba sólo a mano, hoy en día se hace con la maquina sobadora.
Para prepararlo, se ponen de acuerdo entre las vecinas para ver a qué hora se ocupará el horno. Luego de la reserva, las mujeres llegan con sus brazadas de leña a encender el horno, luego van a sus casas a buscar el pan que ya esta amasado. Primero se ve dentro el horno para ver si las brasas están bien encendidas, si es así se barren las cenizas y se barre con la escoba mojada, previamente hecha con ramas de eucaliptus. Cuando esté caliente se moja nuevamente la escoba y se barre suavemente, luego se pone el pan con una paleta de madera cuyo mango es largo para evitar algún tipo de quemaduras.
El pan o el famoso lulo debe ponerse ordenado, para que no quede “traspaleado”, la cocción es rápida, y cuando se saca del horno, se limpia con un paño para sacar las cenizas. Posteriormente, se pone en el canasto y se cubre con un paño, listo para el regalo o la venta.
Una tradición familiar
Ester Arévalo Chaparro, nacida y criada en Lota, hace años que se dedica a la elaboración del pan. Hoy, lo prepara en el horno del sector la Fundición, el que se ha convertido en lugar de encuentro, recreación y trabajo para muchas mujeres emprendedoras de la comuna minera. “El horno que tenemos actualmente es de toda la gente del sector y entre todos lo compartimos, porque el anterior se destruyó para el terremoto del 2010”.
Para fabricar el pan cuenta que el paso siempre es el mismo, aunque en cada preparación siempre hay un secreto. “Junto a mi hermana le hacemos una salmuera con levadura y grasa. Después juntamos la masa para sobarla, le damos forma y lo llevamos al horno con las brasas previamente encendidas donde una vez que ponemos el pan retiramos las brasas y lo dejamos cocer unos 20 minutos”.
La importancia del pan amasado para Ester se arraiga en la tradición minera. “Esto se viene haciendo desde hace varios años y esperamos que se siga haciendo por mucho tiempo más. El horno que tenemos actualmente es de toda la gente del sector y entre todos lo compartimos, porque el anterior se destruyó para el terremoto del 2010”.
Para Sandra Arévalo Chaparro, hermana de Ester cuenta que lleva alrededor de 4 años haciendo pan una vez por semana. Para ella hacer pan es un sacrificio que no deja de hacer, agregando que “lamentablemente ahora la gente ya no hace tanto pan como antes, porque antiguamente las madres tenían muchos hijos y hacían arto pan todos los días. Ahora esas mismas madres nos compran el pan a nosotros porque la mayoría vive solamente con su marido”.
Cecilia Chaparro es la madre de Ester y Sandra, comenta que hace muchos años que realizó sola el clásico pan de Lota, pero ahora la ayudan sus hijas. Asimismo agrega que lo hace con mucho amor aun cuando sea una dedicación de mucho sacrificio.
“Nosotros hacemos pan en cada funeral de alguien conocido y mientras yo viva siempre voy a realizar esta atención a la familia del difunto porque ellos se sienten agradecidos”
Cabe destacar que todo el proceso para hacer el pan desde que se prende el horno hasta la cocción del pan dura alrededor de tres horas.