Luis Humberto Sepúlveda Rojas, conocido popularmente como el “Chepo” Sepúlveda, es uno de los pocos personajes locales que reflejan a cabalidad la idiosincrasia de Lota. Esto, debido a su experiencia en el rubro de lo que fue la minería en la comuna. Asimismo, su fuerte sentido de pertenencia al lugar donde nació lo posiciona como un importante referente cultural en la escena regional.
Sepúlveda, atribuye su conocido apodo al mediocampista de la Universidad de Chile, Alfonso Sepúlveda, cuyo retiro del fútbol fue cerca del año 1970 en el Club Deportivo Huachipato. El “Chepo” recuerda que en la mina todos tenían apodos y era común desconocer el nombre real de sus compañeros, pues “era más fácil recordar los apodos porque son más cortos”.
Una de sus tantas pasiones es el folclor, la cual ha cultivado durante años y que lo llevó a ser partícipe de diferentes investigaciones académicas como fuente viva, brindando apoyo a través de sus conocimientos en diversas publicaciones, tales como “Cancionero Popular Minero” (5014) de Flector Uribe Ulloa y “Voces de la historia: Relatos del carbón: Tradiciones y expresiones orales”.
Luis Sepúlveda nació en el pabellón 5, ubicado en el sector de Lota Alto, lugar que de acuerdo a sus palabras, hoy no existe: “Varios pabellones quedaron maltrechos luego del terremoto del ‘62 y tuvieron que demolerlos”, dijo. De la misma forma, Sepúlveda comenta que su vida en la minería inició a los 18 años, desempeñándose en una primera instancia como apir, es decir, estaba encargado de transportar el material extraído por sus compañeros. Tras esto, rotó en diferentes puestos de trabajo, para finalmente dedicarse a la supervisión de la labor de sus colegas, cargo que ocupó hasta sus últimos días de trabajo en la mina.
El representante cultural y uno de los autores del himno de Lota dedicaba gran parte de su tiempo al proceso de recopilación, en el cual reunía material de los mineros más antiguos, personajes históricos que ya no existen, con el fin de plasmarlos en las letras de sus composiciones folclóricas. “Me puse la meta de recopilar historias mineras, especialmente, de la música, del folclor, de las leyendas, de los cuentos, de las anécdotas y de la parte social y laboral. Ese también era mi trabajo, conversar con mis compañeros, investigaba y preguntaba para salir de la duda, y es que así se aprende, así conocí las historias y dónde estaba”.
Cerca del año 1997 se produjo el cierre de las minas de carbón de Lota, hecho que marcó un antes y un después respecto a la importancia del patrimonio como una herramienta social y cultural. El término de dicha actividad causó estragos en la población, especialmente en aquellos vecinos vinculados con esa fuente de trabajo. Es por ello, que su labor es relevante, ya que se ha dedicado a dar a conocer la cultura minera, sobre todo la realidad de los obreros. Costumbres, tradiciones que marcan las labores de la extracción del carbón como fuente de identidad patrimonial y parte del sello artístico de la comuna.
De ahí su interés en conservar el patrimonio, en recuperar la ruta del minero y en que se realice una inversión importante en Lota, que va más allá de estar sentado detrás un escritorio. Desde su perspectiva, deben existir aportes serios que levanten la riqueza cultural y patrimonial de la comuna, así como también dar espacios al folclor, pues lo que ha logrado, junto a su hija, se reduce a la autogestión.
“Todo es a través de proyectos, sin ganar nada a cambio, ella utilizaba su auto para llevar a los niños a las grabaciones, dinero y tiempo. Todo con el fin de poder dejar un registro del folclor minero en nuestro pueblo”, detalló.
El “Chepo” Sepúlveda ha dedicado su carrera a rescatar tradiciones locales, el lenguaje, sentidos de vidas, experiencias cotidianas, mitos y leyendas, cantos y anécdotas. En la actualidad dirige los grupos “Canto y bailes de Adultos Mayores de la Comuna de Lota” por iniciativa y gestión propia, y el grupo de “Madrugadores de la Parroquia de Lota Bajo”. Además de enseñar acordeón y mandolinas en Iglesias Evangélicas.