En Coronel Boris Chamorro arrasó. Casi dobló a su adversario Leonidas Romero y dio el batacazo en las elecciones a alcalde de 2016. El trabajador social logró dar vuelta las encuestas y sorprendió a todos quedándose con la alcaldía.
Hace dos años Chamorro explicaba: “ingresamos a un municipio que tiene un presupuesto municipal que viene de la administración anterior, a pesar de eso tenemos la voluntad, junto con los concejales, de poder realizar algunas modificaciones presupuestarias para poder darle salida a algunas iniciativas de esta nueva administración. También tenemos algunos cargos amarrados que dejó el ex alcalde Romero, donde el equipo jurídico está revisando cómo podemos hacer la salida de estos para que asuma nuestro equipo de confianza”.
Entre sus principales ejes siempre tuvo el deporte, el cual ha sido fortalecido con un trabajo sistemático y que se ha masificado por diferentes actividades recreativas, que aspiran que Coronel fomente esta iniciativa.
El punto flaco sigue siendo la seguridad. Pese a la adquisición de vehículos y personal de seguridad, Coronel sigue siendo azotado por la delincuencia, el cual era uno de los valores fundamentales de Chamorro en la campaña que realizó.
Pero sin lugar a dudas, donde Chamorro metió el dedo en la llaga es contra las termoeléctricas. El mismo se oponía a la ampliación de Bocamina desde el inicio de su período y en todo este tiempo se ha enfrentados de manera desafiante.
“Pedimos que se pueda cambiar la categorización y estos cargos, que son bastante relevantes, puedan sancionar con la resolución medioambiental a la central térmica Bocamina y proceder a su clausura”, expresó a finales de noviembre antes los problemas sanitarios que se han provocado en la comuna.
Lo malo para la primera autoridad es el poco fiato con su equipo de concejales, quienes incluso lo demandaron por una gresca que se armó tras un concejo municipal.
Velásquez dos años después
Mauricio Velásquez venció al candidato de la derecha Jaime Vásquez por un estrecho margen en 2016. El candidato independiente apoyado por el Partido Socialista dejó atrás todos los anticuerpos que encontró en su misma colectividad para romper la dualidad entre Jorge Venegas y Patricio Marchant.
La cesantía y falta de oportunidades era y sigue siendo el principal problema de la comuna. Velásquez explicaba hace dos años que “Lota se ha mantenido sólo con estos programas, que eran transitorios, pero no han creado las condiciones para que se pueda invertir. Queremos entregar las condiciones para instalar pequeños parques industriales, construir una idea de negocios y generar empleo”.
Esta última afirmación no se ha cumplido, porque la comuna sigue estancada, dependiendo de los Programa de Empleos que tapan la verdadera desocupación que existe en una de las ciudades más pobres de Chile.
En materia de seguridad también está al debe. Robos millonarios a comerciantes se han efectuado en Lota, pese al aumento de dotación que pidió el alcalde. El plan de seguridad ciudadana tampoco ha sido ejecutado de manera óptima, lo que lamentablemente incide en la calidad de vida de los lotinos. Sin embargo, es importante destacar que ocho cámaras en el centro de la comuna dieron la sensación de seguridad que faltaba en Lota, proyecto impulsado por la Cámara de Comercio.
En el tema turístico, el municipio cuyo lema es “patrimonio de todos”, no ha podido ejecutar planes reales para fortalecerlo. Todo sigue perteneciendo a la Corporación Baldomero Lillo, mientras que el único avance político concreto, pero que en su génesis son de administraciones anteriores, es la reconstrucción del Teatro de Lota Alto.
Donde Velásquez se encontró con un problema mayor fue en el Departamento de Educación. Bajo este contexto, el concejal Alejandro Cartes indicó que: “creo que aquí están contratados operadores políticos dentro del sistema educacional. Se sigue contratando a muchos funcionarios. Como concejal invito al alcalde a administrar el déficit y no a incrementarlo como ha ocurrido en su administración Municipal, el que ha aumentado a $1700 millones”.
Otro problema que no quedó exento de polémica son los 39 juicios que existen en contra el municipio lotino, que involucra a más de 60 personas que fueron desvinculadas por la primera autoridad comunal. Sólo en el 2018 por concepto de liquidaciones de pago, suman la cantidad cercana a los 111 millones de pesos. De acuerdo a los antecedentes expuestos en el sitio público www.poderjudicial.cl, las causas que responden a los juicios son tutela laboral, despido injustificado, vulneración de derechos, falta de pago de cotizaciones, entre otras. Sin embargo, la gran mayoría de los afectados acusan de que las desvinculaciones se deben a factores políticos tras las últimas elecciones municipales.
Por otra parte, un tema no menor es el poco avance para la sobrepoblación de perros abandonados. La comunidad se pregunta, ¿qué sucedió con el canil municipal?… ¿se realizarán campañas educativas para la tenencia responsable (tolerancia 0 al abandono, al maltrato animal, aumento de jornadas de esterilización y adopción, etc)?…
Finalmente, al igual que en Coronel, la división con el concejo municipal es evidente, y sus iniciativas no tienen mucha cabida en las sesiones.
[box type=”warning” align=”aligncenter” class=”” width=””]Dos alcaldes jóvenes, con ideas y que al cabo de dos años intentan cambiar cosas que durante los últimos seis períodos no sucedieron. En la mitad de sus cargos ya supieron cómo era este rol, ahora no queda más que en los dos años que quedan logren soluciones concretas para estas dos comunas.[/box]