De acuerdo al Servicio Nacional del Patrimonio Cultural el patrimonio cultural “es un conjunto determinado de bienes tangibles, intangibles y naturales que forman parte de prácticas sociales, a los que se les atribuyen valores al ser transmitidos, y luego resignificados, de una época a otra, o de una generación a las siguientes”. Asimismo, en la página oficial del Ministerio de la Cultura, las Artes y el Patrimonio, explican que este último es “el producto de un proceso social permanente, complejo y polémico, de construcción de significados y sentidos”.
Dentro de la misma línea, diversos académicos afirman que durante dicho proceso los objetos y bienes resguardados adquieren razón de ser en la medida que se asocian a la cultura que los contextualiza. Por lo mismo, el valor de las manifestaciones culturales no está en el pasado sino que más bien en “la relación que se establece en el presente con las personas y sociedad. Por ello, los ciudadanos no son meros receptores pues participan como sujetos que conocen y transforman esa realidad”.
Es en lo anterior donde radica la relevancia de la preservación patrimonial en sus diferentes manifestaciones, con el fin de generar un sentido de pertenencia e identidad por parte de la comunidad, la que adquiere un rol protagónico de dicho proceso social. Actualmente, gracias a las nuevas políticas que buscan la conservación de estructuras arquitectónicas y la imperante presencia de redes sociales, el debate político entorno a la mantención de edificaciones, por ejemplo, se ha posicionado en un tópico relevante y al mismo tiempo, recurrente.
Néstor García, antropólogo, explica que para abordar exitosamente la problemática se deben considerar dos aristas: la primera guarda relación con los conceptos de tradición e identidad. Sin embargo, explica que es importante considerar las nuevas aproximaciones del concepto, asociados al turismo y con ello, a la economía. “El patrimonio cultural expresa la solidaridad que une a quienes comparte un conjunto de bienes y prácticas que los identifica, pero suele ser también un lugar de complicidad”.
Pese a lo anterior, el mercado actual de bienes patrimoniales presenta importantes imperfecciones que justifican la función reguladora del Estado en la materia. Las políticas tradicionales de recuperación y conservación del patrimonio muestran severas limitaciones, tanto en otros países como en Chile. Una de las iniciativas que hoy se realizan en términos de difusión es el Día del Patrimonio, cuyo objetivo es acercar a la comunidad, a través del sentido crítico, el material que posee una connotación histórica y que en el proceso adquiere un valor educativo.
Lota, es una comuna conocida por sus antiguos yacimientos de carbón, los que siglos atrás fueron protagonistas de la economía y del desarrollo del país, posicionándose en la memoria y cultura del país. Actualmente, cuenta con 11 monumentos históricos, hecho que la convierte en la ciudad de Chile con más reconocimientos de esta índole.
Fundación ProCultura es una de las tantas entidades que actualmente busca acercar el patrimonio a la comunidad. Asimismo, pretende “mejorar las condiciones y la calidad de vida de las personas, utilizando el patrimonio como herramienta social. Para ello, cuenta con sedes en diversas regiones del país y una red de agentes culturales que colaboran para lograr sus objetivos”.
Con una sede en el Bío Bío su labor se orienta en cuatro áreas de trabajo: la restauración y puesta en valor, el desarrollo social, la difusión cultural y la fotografía e identidad. “De esta manera, ProCultura genera programas que buscan garantizar espacios participativos en torno al patrimonio y al acceso a la cultura como un derecho para todas las personas, desde una mirada descentralizada”.
Esta y otras fundaciones llegan a complementar el rol estatal en términos de preservación ante el deterioro que existe en la actualidad entorno al patrimonio ya sea tanto en estructuras físicas como en patrimonio intangible. Tal como señala Magdalena Krebs y Klaus Schmidt-Hebbel en su trabajo titulado “Patrimonio cultural: aspectos económicos y políticas de protección”, existe un esfuerzo significativo en la protección del patrimonio. Sin embargo, este “se ve severamente limitado por los escasos recursos destinados a ella, pues la formas institucionales de protección estatal presentan serias limitaciones”.
“Paralelamente se observa una creciente participación del sector privado en el financiamiento directo y en el desarrollo de instituciones dedicadas a la protección del patrimonio, algunas al amparo de la Ley de Donaciones Culturales”, se lee como cierre en el ensayo académico.