Era el día esperado por muchos. Y es que por décadas, los 2 de febrero de cada año se celebraba con ansias la fiesta de La Chaya. Desde muy temprano hasta el mediodía, niños, jóvenes y adultos se despertaban entusiastas para desarrollar esta fiesta del agua, que en su trasfondo conmemora a la Virgen de la Candelaria.
Al hablar de La Chaya son cientos los recuerdos que afloran… Como olvidar lanzar agua en los baldes, latas o jugar con las clásicas bombitas. Era un panorama sencillo e ideal para apaciguar las altas temperaturas de cada verano.
Hoy muchos adultos deben recordar cuando siendo niños salían con el torso desnudo, para realizar el combate de agua con sus vecinos de los tradicionales pabellones.
Cómo olvidar la fiesta de La Chaya… Una verdadera fiesta donde era muy difícil no salir estilando.
Antiguamente, la celebración de la Chaya, tenía una duración más prolongada. Hoy, la folclórica fiesta ha perdido fuerza por el paso del tiempo. Aun así, y pese al cambio de generaciones, es imposible olvidar estos recuerdos que llenaron de alegría a cientos de niños del pueblo minero…