Fundación Cepas es una entidad sin fines de lucro con más 20 años de experiencia desarrollando programas educativos, recreativos culturales y sociales en las comunas de Coronel, Lota y Tomé. La relevante labor se ha ejecutado gracias al exhaustivo enfoque teórico aplicado en sus diferentes programas, contemplando intervenciones desde la perspectiva ecosistémica de las ciencias sociales, la teoría de género, los derechos de la infancia, la inclusividad social y la psicología positiva.
Una de las aristas que busca abordar la fundación a través de sus diversos proyectos se relaciona de manera directa con el rescate patrimonial, teniendo como objetivo principal la recuperación de la me- moria minera y ferroviaria. “Me lo contaron mis viejos” es una inicia- tiva que inició en 2007 y surgió a partir de la intención de preservar las vivencias y leyendas de las historias del carbón. Juan Torres, en- cargado del área de Patrimonio en Fundación Cepas, explicó que “son siete libros que tiene por fin reunir las historias y vivencias de los territorios en los que como fundación estamos insertos.
El último libro fue publicado en 2017, que fue la séptima versión de este concurso”.
Dentro de la misma línea, Torres agregó que junto a FESUR duran- te el 2013 se publicó una edición especial: “Me los contaron mis viejos, historias ferroviarias de San Rosendo”.
En esa oportunidad, el concurso se llevó a cabo a través de tres modalidades. “La primera fue mediante un concurso estudiantil y una categoría para adultos, teniendo como temática principal las vivencias ferroviarias de San Rosendo.
El concurso tuvo una con convocatoria a nivel nacional y llegaron textos de Rancagua, Hualpén, Tomé, Concepción, Linares, Talcahuano”.
Historias y relatos
Asimismo, el encargado del área patrimonial de la fundación especificó que “la segunda modalidad contempló entrevistas a ferroviarios, mientras que la tercera incluyó el rescate de fotografía antigua del lugar”. Es dentro de este contexto, que a principios de 2019 el proyecto “Me lo contaron mis viejos, historias ferroviarias de la Estación Escuadrón”, se adjudicó un Fondart Regional. “Este concurso tiene que ver con la recuperación del ramal Concepción-Curanilahue”, agregó.
En relación a lo anterior, Torres puntualizó en la importancia de considerar que el proyecto es parte de un todo. “Hace un año atrás el presidente de la fundación inició la campaña “Salvemos la Estación” y en el contexto de ello se efectuó una reunión con el municipio de Coronel, con el fin de lograr que FESUR traspasara el inmueble a la municipalidad y este último a la Fundación Cepas y así administrarlo a través de un plan gestión como lo está haciendo con el Pabellón 83”.
Si bien obtener un Fondart no es sencillo, Juan Torres comentó que “nosotros teníamos harta fe de que nos lo íbamos a ganar, pues todo esto ha sido parte de un proceso que está llegando a su culminación, debido a que FESUR entregará el bien al municipio y finalmente, la fundación podrá administrarlo. La restauración es otra patita de todo esto. La intención de esta campaña era recuperar la estación, ya que es la última que queda en pie de todas las estaciones del ramal, entonces resulta muy importante poder conservarla, rescatar el inmueble y convertirla en un espacio social, cultural y museográfico que dé cuenta de la historia ferroviaria aquí en la zona del carbón”, dijo.
Dentro del trabajo que hace la fundación está el rescate de las historias, de la memoria y de las vivencias de los territorios donde está inserta la entidad. Es por ello, que acercar la cultura a la comunidad es una de las tareas más destacables que realizan. Un ejemplo de ello, es la labor que se hizo en Tomé junto al jardín “Lucerito”, donde se buscó preservar la historia de la última población textil ubicada en Bella- vista, específicamente, en el sector Los Tilos.
El rol de la comunidad
Gracias a esto y a las diversas campañas de difusión, el recibimiento del público se transformó en un relevante factor. Ante esto, Torres explicó que existe un trabajo importante de cercanía con las personas. “La idea es que la gente se interese y pueda relatar sus historias porque este concurso no está abierto exclusivamente a escritores sino que también, a personas comunes que escriben su historia vinculada a la zona del carbón. Tenemos una buena retroalimentación con respecto al concurso y eso también va de la mano con que no sólo se premia el primer, segundo o tercer lugar sino que también todos los relatos son publicados y obtiene una copia de los libros”.
“Cuando nace este concurso, na- ce en respuesta a cómo recuperar lo que la gente sabía de la historia de los territorios. En un principio pensamos en hacer entrevistas pero luego creímos que era mejor que ellos nos contaran sus experiencias desde su punto de vista. El primer año fue éxito y recibimos muchas historias, y de ahí no paró”, finalizó.