Muchas personas se han otorgado el título del rey o la reina del mote, pero quienes han llegado hasta el sector de la feria de Lota saben que este apelativo sólo lo merece una persona, la señora Alicia del Carmen Aravena Aravena.
“¡Mote cacera, fresquito con yapita”, son las frases que resuenan en quienes transitan por las coloridas calles de la feria, y que se acercan para comprarles a la señora Alicia.
Más de 30 años de su vida lleva esta mujer lotina deleitando a todos quienes se acercan a su puesto, ubicado en este concurrido lugar.
Alicia, de 58 años, cuenta que es viuda y que es madre de tres hijos ya grandes. Actualmente vive sola y trabaja para ella, a través del mote como única fuente laboral.
“La gente ha tenido una buena recepción porque llevo toda una vida dedicada a este rubro… Mi mamá me enseñó desde pequeña a hacer mote”.
Su vida laboral comenzó desde muy joven junto a su marido, con quien vendía helados, duces, manzanas confitadas, etc. Alicia también fue chinchorrera y trabajó en la leña. Ya a sus 25 años comenzó a pelar el mote de forma independiente.
Uno vez que falleció su marido tuvo que terminar de cuidar a sus hijos y seguir trabajando en el mote, labor que mantiene hasta el día de hoy.
“Creo que cuando fallezca ninguno de mis hijos continuará con esta tradición, porque no les enseñé lo que mis padres me enseñaron, ya que mi intención fue que se dedicaran a estudiar para tener un trabajo diferente”.
Del tambor al canasto
Alicia a las 5 AM se levanta para hacer fuego. Luego junta dos tambores, uno de ellos lo llena completamente con agua, mientras que el otro por la mitad, para luego dejarlos hervir por una hora.
“Mientras hierve le agrego un balde de cenizas y dos baldes de trigo. Después se revuelve y le extraigo toda la basura suspendida”.
Con el pasar de los minutos, Alicia debe revisar si el mote está demasiado blanco. Si lo está, debe agregarle más cenizas para que quede de color amarillo.
El mote una vez hervido debe ser colado en un harnero. Más tarde se deja enfriar para pelarlo y terminar de limpiar. Todo el proceso mencionado se repite un par de veces.
Una vez listo, se elimina el resto de las cezinas que queda, se estila y se vacía en el canasto listo para la venta.
“Llego a vender un canasto en la feria. Dos tasas a 500 pesos y cinco tasas en mil pesos. El kilo se vende a 1500 pesos”
Pese al cansancio, Alicia comenta que le gustaría seguir trabajando en el rubro del mote hasta no poder dar más.
“Me gusta lo que hago y no quiero ser una molestia para mis hijos. El cuerpo se maltrata y a veces uno no quiere trabajar, pero está la necesidad de hacerlo”, finalizó.